domingo, diciembre 03, 2006

Adam Smith

Finalizamos el recorrido por el pensamiento económico con Adam Smith, como no podía haber sido de otra forma, con una estatua solemne y monolítica de un héroe flaqueado por rizos que nos mira desde lo alto del Olimpo de la contemporaneidad, el que dio el portazo que remata el Antiguo Régimen para guiarnos con su luz a lo contemporáneo.

Siempre es espinoso tratar con un ídolo clásico, intentar traelo de vuelta al vulgar mundo de lo terrenal, ya que estos no han sido inmortalizados por lo que fueron o pensaron, sino por lo que simbolizan y representan para nuestra más inmediata actualidad.

Cuando uno se tropieza con frases [en sitio web] como “En tanto sobreviva en este mundo el amor por la libertad, los hombres libres seguirán inspirándose en Adam Smith, autor de La Riqueza de las Naciones” [p. 7], se da cuenta de que no estamos ante un personaje como tal, susceptible a ser biografiado e historiado, sino ante el busto negro y frío: un espejo que nos devuelve el reflejo que queremos ver, un héroe que es patrimonio de nuestras idealizaciones y ensoñaciones.

No queda lugar a duda que sus ideas sobre la división del trabajo, la naturaleza del sistema económico, los problemas de los precios, salarios, beneficios y rentas, el papel del estado en la economía, el individualismo, la libertad de mercado, el comercio, el trabajo, la agricultura, etc. supusieron un enorme aporte. Tampoco queda lugar a dudas que su obra se ha sacado de contexto con muchísima frecuencia y que las partes de su vida y obra que hoy no nos parecen atractivas han tendido a ser maquilladas u olvidadas.

Dejando aparcado por un momento al Smith padre fundador de su particular parcela de contemporaneidad, para enfocarnos en el pensador escocés del dieciocho, debemos señalar que ocupó la cátedra de Lógica y Metafísica en la Universidad de Glasgow, para poco después pasar a la de Filosofía Moral por un período de 12 años. “Su profesor y predecesor en el puesto, Francis Hutcheson, había dividido la Filosofía Moral en cuatro ramas: teología, ética, jurisprudencia y economía política; y Adam Smith, según nos dice su más temprano biógrafo, siguió la misma clasificación en sus clases magistrales. Las dos obras sobre las que descansan su fama, La Teoría de Sentimientos Morales (Theory of Moral Sentiments) y La Riqueza de las Naciones, son el fruto de sus estudios en dos de estas divisiones, los Sentimientos Morales probablemente contenga el contenido de sus clases de ética, mientras que La Riqueza de las Naciones, contiene el material de la cuarta parte de sus clases, elaboradas, desarrolladas, y enriquecidas por sus reflexiones de diecisiete años de viaje y retiro. En los últimos años de su vida sabemos que estaba ocupado con otra obra, la cual, juzgando por algunas pistas que da en Sentimientos Morales, probablemente fuese un tratado de jurisprudencia del estilo de Montesquieu; pero los materiales que había recogido para esta obra fueron destruidos siguiendo sus propias ordenes poco antes de su muerte.”“Que había una unidad de espíritu y objetivos en el tratamiento de Adam Smith de estas divisiones separadas de Filosofía Moral no puede ser dudado.” La obra de Smith es un intento de revalorizar el papel del interés individual en el orden económico, considerándolo el más común y más poderoso móvil en la actividad económica. “Esta aparente glorificación del amor propio ha sido un obstáculo para muchos admiradores de Adam Smith, quienes han tratado de minimizar el grado hasta el cual dependía de este principio explicatorio en su obra económica. Sin embargo, a veces es necesario saber la verdad, incluso sobre nuestros héroes; y si examinamos La Riqueza de las Naciones con esta cuestión en mente, encontraremos que Smith aplica este principio casi universalmente... Las dos principales causas de la productividad de la industria moderna son la división del trabajo y la acumulación de capital. El interés individual es la explicación de ambos de estos factores capitales.” La Teoría de Sentimientos Morales “no ha sido en ningún sentido tan influyente en la historia del pensamiento como su predecesor” La Riqueza de las Naciones. “...y sin embargo fue una de los libros más populares del siglo XVIII; le procuró a su autor fama inmediata, no sólo en Inglaterra y Escocia, pero incluso en Francia, donde Smith llegó a ser casi tan famoso... como Hume había sido.” Y es que esta obra es un pilar fundamental del pensamiento del escocés, en la cual, “como la mayoría de sus contemporáneos, encontramos a Adam Smith... apoyándose en la teología natural como fundamento de los principios morales” El individualismo que él sostenía como ideal fue ético, y no meramente económico. El funcionamiento de la mano invisible relacionado con la actuación de la Naturaleza (Dios), la Providencia y un orden natural. Para él las instituciones económicas surgen únicamente de manera natural, es decir, espontáneamente, y para realizarse el orden natural plenamente es sólo necesario retirar las restricciones del gobierno, y restaurar las condiciones de libre competencia: el sistema de libertad natural. “Esta dependencia de la mano invisible, su apelación a un orden natural que se mantiene a si mismo en y a través de la actividad de individuos en busca de si mismos, ha sido frecuentemente considerado como el defecto de el pensamiento de Smith, por lo menos en su pensamiento científico.” [En: Morrow, Glenn R.: “Adam Smith: Moralist and Philosopher,” The Journal of Political Economy, Vol. 35, No. 3 (Jun. 1927), pp. 321-342]

Por lo tanto, las ideas económicas de Smith se inscriben dentro de un pensamiento mucho más amplio, como hemos visto a lo largo del desarrollo del pensamiento económico desde la Edad Media. Su pensamiento es en gran parte deudor de la filosofía y la teología, sobre todo su moralismo y cosmosvisón religiosa [Algunos autores consideran que en la vida y obra de Smith puede verse una muy marcada influencia calvinista. ver pág web].
Hay una importante continuidad, naciendo la novedad smithiana de lo antiguo, influido por lo anterior (como la fisiocracia), y también como parte de ello. Smith está entre los viejo y lo nuevo, inmerso en una época de transición, en cuanto a la realidad económica que vivió y en cuatro a sus ideas. En definitiva se trata de un hombre de frontera.

Adicionalmente, “El centro de interés de Smith no es el homo œconomicus, tal como ha ido concibiéndolo la tradición, sino el sujeto liberal ... y su mundo.” En términos filosóficos Ramón Ramos Torre (UCM) [en pág web] dice que: “El sujeto liberal es algo que adviene (algo a medio camino entre lo ya hecho y lo todavía por hacer) y la teoría se convierte así en un duermevela en el que se juntan vigilia y sueño. La vigilia atiende y entiende; el sueño imagina y desea un mundo de sentido. De ahí que el realismo programático y efectivo de Adam Smith vaya de la mano de una ensoñación que puebla el mundo de fantasmas... la teorización del sujeto liberal sigue mostrándose como un duermevela que llena de sueños la realidad que se afana en desvelar.”

Hay, por lo tanto, que considerar el pensamiento de Smith como parte de un pensamiento más extenso [ver la enumeración de los contenidos de La Riqueza de las Naciones en entrada del 11/11/06] y las dos obra publicadas durante su vida como un conjunto. Así, por ejemplo, la expresión de la “mano invisible”, “quizás es la metáfora más usada en la argumentación económica, tal vez superada solo por aquella otra famosa metáfora del ‘libre juego’ entre oferta y demanda” aparece sólo una vez en las mil sesenta y una páginas que tiene La Riqueza de las Naciones:

Ninguno por lo general se propone originariamente promover el interés público.... Cuando prefiere la industria doméstica a la extranjera, sólo medita su propia seguridad, y cuando dirige la primera de forma que su producto sea el mayor valor posible, sólo piensa en su ganancia propia; pero en este y en muchos otros casos es conducido, como por una mano invisible, a promover un fin que nunca tuvo parte en su intención.’ (Capítulo II del Libro IV; p 191) [en pág web]

Mientras que, sin embargo, en La Teoría de Sentimientos Morales, se hace frecuente mención de dicha frase y se expande su significación, siendo una de las apariciones más célebres aquella en la cual se argumenta que los ricos:

"a pesar de su natural egoísmo y avaricia, aunque sólo buscan su propia conveniencia, aunque el único fin que se proponen es la satisfacción de sus propios vanos e insaciables deseos, dividen con los pobres el fruto de sus propiedades. Una mano invisible los conduce a realizar casi la misma distribución de las cosas necesarias para la vida que habría tenido lugar si la tierra hubiera sido dividida en porciones iguales entre todos sus habitantes, y así sin pretenderlo, sin saberlo, promueven el interés de la sociedad y aportan medios para la multiplicación de la especie" (La teoría de los sentimientos morales: p. 333; en pág web).


Si consideramos su pensamiento como parte de la filosofía moral, y no como un abstracción teórica con pretensiones de programa político, podemos entender que fuese pesimista en cuanto a la factibilidad política de sus propuestas, como dejó escrito en la Riqueza de las Naciones (p. 415): “Esperar que en la Gran Bretaña se establezca enseguida la libertad de comercio es tanto como prometerse una Oceana o una Utopía. Se oponen a ello, de una manera irresistible, no sólo los prejuicios del público, sino los intereses privados de muchos individuos.” Por ello no debe de extrañar que el gran paladín del librecambismo acabase sus días como Comisionado de Aduanas para Escocia, es decir, funcionario (durante 12 años) de un sistema tremendamente proteccionista, para permanente desconcierto de muchos de sus seguidores a lo largo de los años. [en pág web]

A continuación hay ejemplos de las barbaridades para las cuales se puede llegar a usar el nombre de Smith, una pequeña muestra de lo que se puede ver reflejado en él:

Esto está escrito en un editorial:
Los Estados Unidos de América nació en el mismo año que un economista llamado Adam Smith presentó su masivo tratado describiendo, en esencia, la forma como funciona el mundo. Su monumental tratado, “La Riqueza de las Naciones”, fue publicado en 1776, y fue bien recibido en las recién liberadas colonias. A medida que 226 años de páginas de calendario han ido cayendo al suelo, los principios económicos de Smith y la filosofía que fundamenta a esta nación grande y fuerte se han convertido en todo menos indivisibles.” - conviene recordar que en La Riqueza de las Naciones, Smith se opone a la rebeldía de las colonias (y por la época en la que se escribe, evidentemente se refiere a las Trece Colonias) y defiende el deber de estas de contribuir a sufragar los gastos de la madre patria.- Luego se pasa a describir como las ideas de Smith han hecho surgir una omnipotente industria farmacéutica, una industria tecnológica que funciona más rápida que la mente humana, una industria de comunicaciones que ha conectado al mundo con satélites, la industria automotriz y aeronáutica, la industria eléctrica y el mercado bursátil americano. Ya que “Adam Smith es la estrella que guía al capitalismo, ese motor de la innovación cuyo funcionamiento nos han llevado hasta el punto en que cuadruplicamos el conocimiento de la humanidad cada seis meses.”, para en seguida afirmar que: “Because of Smith, we have God on the run. We chase the Creator from all the dark corners of ignorance, relegating His kingdom to the mysteries that lie between the atoms and beyond the stars.”
Todo esto es para preguntarse qué haría Smith (ya que, por cierto, fue también gracias a sus ideas que surgió la contabilidad) ante el gran problema de Enron y Arthur Andersen.
[ver pág. web]

Y esto fue escrito por un profesor universitario de economía, creo que es una distorsión de tal calibre que no necesita comentarios adicionales:
Las lecciones son bastante claras: el espectacular crecimiento de Corea, Taiwan, y otros países asiáticos es prueba palpable de la viabilidad del modelo smithiano, mientras que las crisis inflacionarias y el endeudamiento que hoy observamos en la mayoría de los países latinoamericanos son evidencia del agotamiento de un modelo de desarrollo esencialmente ‘mercantilista’
[En pág web, p15]


"The middle class and working poor are told that what's happening to them is the consequence of Adam Smith's "Invisible Hand." This is a lie. [que haga falta negar que Smith - muerto hace 216 años - tiene la culpa de la situación que está viviendo lo clase media y los trabajadores pobres, es muy sorprendente y preocupante] What's happening to them is the direct consequence of corporate activism, intellectual propaganda, the rise of a religious orthodoxy that in its hunger for government subsidies has made an idol of power, and a string of political decisions favoring the powerful and the privileged who bought the political system right out from under us."
Bill Moyers, Keynote speech at Inequality Matters Forum, June 3, 2004
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Y para concluir, una cita muy interesante del propio Smith, sobre el consumo y la producción, como crítica al mercantilismo:


Consumption Vs. Production


Consumption is the sole end and purpose of all production; and the interest of the producer ought to be attended to only so far as it may be necessary for promoting that of the consumer. The maxim is so perfectly self evident that it would be absurd to attempt to prove it. But in the mercantile system the interest of the consumer is almost constantly sacrificed to that of the producer; and it seems to consider production, and not consumption, as the ultimate end and object of all industry and commerce.
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Adam Smith, The Wealth of Nations, 1776